Razas de gatos: el persa

El gato persa tiene particularidades, tanto en su fisonomía como en su comportamiento, que se convierten en diferencias muy marcadas con el resto de los gatos. Entre las diferencias físicas se encuentran  la forma y tamaño de la nariz, mucho más pequeña y achatada. La forma redondeada de los ojos. Las orejas pequeñas y redondeadas.

Estos gatos son de contextura más robusta y patas más cortas que el resto de los felinos. El pelaje es una de sus características más llamativa, llegando a crecer hasta los 15cm; sin embargo también existen persas de pelo corto.

El color del pelaje de los gatos persa varía ampliamente, desde el blanco completo, hasta las combinaciones con crema, azul (gris), negro, rojo, etc. Por otra parte, están los himalayos que tienen colores oscuros (marrón, negro) por ser resultado de la cruza entre dos razas: persa y siamés; y, los exóticos que son más bien atigrados y de pelo corto.

El temperamento de un gato persa es apacible y perezoso, le gustan los mimos y recibir mucha atención. No es un buen cazador, aunque conserva el instinto, le falta la habilidad y agilidad de un gato común. Tienen actitudes similares a los perros falderos, son muy unidos a sus dueños.

Para adoptar un persa se debe tener en cuenta que tiene que ser cepillado una o dos veces por día; no sólo para resaltar su belleza, sino por su salud. Además se debe tener el cuidado de limpiarle los lagrimales, debido a la raza tienen a lagrimear y manchar el pelo alrededor de su pequeña nariz.

En resumen, tener un gato persa es como tener un peluche con vida, que no sólo nos hará admirar su simpática belleza, sino que también que se convertirá en nuestro gran compañero.


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